Barça: historia en juego, incluso cuando París hizo temblar la fe
3 octobre 2025

Flick impulsa un ataque vertiginoso
La derrota ante París Saint-Germain en la Champions dejó un sabor amargo, pero también dejó claro que la nueva etapa de Barcelona está girando hacia la ofensiva. Bajo la dirección de Hansi Flick, el equipo ha adoptado una presión alta y un ataque sostenido que busca desarmar a sus rivales desde el primer minuto. El trío atacante, respaldado por un centrocampista adelantado, genera una estructura flexible que permite variar las opciones de golpeo y mantener la movilidad en la última tercera del campo.
Este enfoque no solo ha generado goles, sino que ha distribuido la producción entre 11 jugadores desde el inicio de la temporada. Esa diversidad en la anotación refleja una identidad de equipo que funciona como una unidad, y no depende de un solo goleador para sostener la ofensiva.
Además, el rendimiento respecto a las jugadas a balón parado ha mostrado mejoras notables. El Barça, que en años recientes había sufrido con los centros y las jugadas a balón parado, ha ganado una herramienta adicional para amenazar a cualquier defensa, incluso cuando el guion del partido no es perfecto.
La racha goleadora: 45 partidos consecutivos
Este récord no es fruto de la casualidad: desde la derrota ante Leganés en diciembre de 2024 en el estadio Lluís Companys, Barcelona ha mantenido una cadena de goles en cada encuentro disputado. Aunque el gol de Ferran Torres ante PSG no bastó para evitar la caída, permitió a la afición disfrutar de una señal histórica que vale más que cualquier marcador aislado.
La cifra de 45 encuentros consecutivos con gol señala una identidad ofensiva consolidada y una fortaleza que, si se mantiene, podría reabrir el apetito europeo del club tras años de sueños incompletos. Europa, en este momento, observa con interés el progreso de este Barcelona que quiere volver a dibujar victorias en las grandes noches.
Europa bajo la lupa
En la UEFA Champions League, la productividad del Barça bajo Flick ha sido constante frente a defensas de alto nivel. Esa consistencia remite a épocas de dominio, cuando cada oportunidad encontraba su camino hacia la red y las victorias se acumulaban de forma casi natural. Sin embargo, la afición sabe que los números deben convertirse en trofeos para que la historia tenga sentido real.
Al comparar con Real Madrid, aunque el registro actual es impresionante, no alcanza el récord español de 73 partidos consecutivos con gol que logró el club blanco entre 2016 y 2018, gracias a un trío histórico. A nivel mundial, River Plate ostenta 93 partidos con gol entre 1936 y 1939, un hito aún inalcanzable para la mayoría de clubes y que subraya la gran historia del fútbol latinoamericano. En ese marco, el Barça de Flick quiere convertir estos números en títulos de verdad, no solo en cifras llamativas.
Entre números y ambiciones, Barcelona se encuentra ante una doble realidad: la reconstrucción de una identidad ofensiva sólida y la necesidad de traducir esa vivacidad en trofeos que valgan la pena a nivel europeo. La caída ante PSG funciona como una llamada de atención, pero también como una señal de que el proyecto está en marcha y que el camino hacia la gloria continental podría estar menos empedrado de lo que parecía hace unos meses.
En definitiva, el Barça de Flick parece dispuesto a escribir un nuevo capítulo de su historia: atacar, competir y soñar con volver a la cima de Europa. Y si el balón no entra, ya sabemos que el silencio se romperá… con risas de la grada y con la certeza de que, al menos, el equipo se está acercando a la versión goleadora que todos desean. ¿La próxima página traerá trofeos? El tiempo lo dirá.
Y para cerrar con humor: si la pelota no quiere entrar, que al menos entre la risa de la afición. Y si el portero rival se improvisa como fan de Flick, quizá el Barça esté más cerca de la gloria de lo que parece.