Detrás de las atajadas: Nawaf Alaqidi, el guardameta que desafía la suerte en el fútbol saudí
16 octubre 2025

De la incertidumbre a la titularidad
“No hay certezas en el fútbol” es un dicho que resume las transformaciones del juego y las llamadas de atención que pueden cambiar el rumbo de un portero joven. Nawaf Alaqidi, guardameta de 25 años que viste la camiseta del Al-Nasr y la del equipo nacional, ha mostrado desde sus primeros minutos una combinación de físico imponente, talento técnico y una intuición que a veces parece natural entre los tres palos.
Como cualquier arquero, cometió errores, pero el destino no siempre concede segundas oportunidades para redimirse. Justo cuando se preparaba para una temporada de alta exigencia, sus actuaciones brillantes se vieron ensombrecidas por fallos que podrían haber frenado su ascenso.
En la campaña 2023-2024 disputó 16 encuentros en la Pro League, un torneo que prometía grandes retos y la posibilidad de hacerse con la titularidad frente a rivales de primer nivel. En la temporada anterior, había participado en 11 partidos. Con un compañero de reparto que suele estar más en el foco, Alaqidi vio cómo su continuidad se volvía una carrera por demostrar que merecía cada minuto en la portería.
La situación no se volvió sencilla: el colombiano David Ospina, con historial de lesiones, limitó aún más las oportunidades de consolidar a Nawaf como primer arquero. Sus cifras en aquellos años no eran las ideales para ganarse la confianza de todos, con 20 goles encajados en 16 choques y solo 3 imbatibilidades que suelen marcar a un portero como candidato a ser titular de un club tan ambicioso como el Al-Nasr. En un contexto de presión y con un entrenador exigente como Luis Castro, la duda sobre el futuro de Alaqidi crecía.
El camino hacia la consolidación
Con la llegada de un nuevo timonel, el italiano Beoli, Nawaf se encontró en medio de cambios tácticos y de liderazgo. El portero debió lidiar con la competencia y la necesidad de demostrar que podía sostener el rendimiento al más alto nivel. En paralelo, el club observaba la posibilidad de que otro guardameta, el brasileño Bento, pudiera disputar el puesto, lo que elevó la presión para el joven arquero y reforzó su determinación de no desperdiciar la oportunidad.
La situación dio un giro cuando Jorge Jesus, conocido por su ojo clínico para potenciar a los porteros, impulsó a Nawaf a pelear por un lugar significativo en el once. La pelea por minutos no solo buscaba conservar una base competitiva, sino también permitir que Alaqidi jugara para demostrar que tenía el poder de marcar la diferencia, especialmente en una competición que exige respuesta inmediata ante cada llegada rival.
Con el final de la temporada pasada, parecía claro que Nawaf tenía una oportunidad para regresar a la primera fila en el club. Aunque Bento continuaba como alternativa o incluso como titular en determinadas competiciones, la situación en el banquillo mostró que el equipo necesitaba a un guardameta que aportara constancia y seguridad a la defensa. En ese contexto, el entrenador Jorge Jesus parecía inclinarse por darle más minutos a Alaqidi para reforzar la dinámica defensiva del conjunto.
La oportunidad vino acompañada de momentos decisivos, como aquella jugada en la que Nawaf, con lectura de juego y presencia mental, envió un balón largo que terminó en una jugada de gol para el equipo. Esos destellos empezaron a consolidar su perfil como un portero que no solo se limita a detener balones, sino que también aporta en la salida y en la construcción de la jugada defensiva con un pase largo preciso.
El camino al Mundial
Desde su rendimiento con el club, Nawaf Alaqidi dio un salto en su valoración para la selección nacional, destacando frente a otros guardametas que a veces muestran menos regularidad en el alto nivel. Aunque el Iraq no puso a prueba su capacidad con múltiples oportunidades, un solo momento dejó claro su carácter: en una acción de alta presión, bloqueó una oportunidad de gol de un rival que amenazaba con abrir el marcador y, en consecuencia, sellar el pase al Mundial.
Las crónicas y las redes celebraron aquella intervención como una muestra de madurez y temple bajo el spotlight. Los elogios de los medios saudíes y de varios exjugadores reforzaron la idea de que Nawaf había dejado atrás las dudas y estaba listo para asumir un papel protagonista en la selección, además de convertirse en un pilar del Al-Nasr en el tramo decisivo del calendario.
Con un rendimiento más sólido y algunas intervenciones determinantes, Nawaf se posicionó como el arquero más destacado de la actualidad en su país, superando a otros nombres que habitualmente ocupan la titularidad. En el mundo de la portería, la consistencia se paga con minutos y confianza, y el joven guardameta parecen haber encontrado la llave para abrir la puerta de los mayores retos que le esperan, tanto en el ámbito de club como en el del seleccionado nacional.
Así, el arco saudí encuentra en Nawaf Alaqidi un rostro nuevo y prometedor para el presente y el futuro. Su historia, marcada por altibajos, se transforma en un ejemplo de que la perseverancia y la capacidad de aprender de los errores pueden convertir a una promesa en una realidad consolidada. El mundo mira atentos a cada atajada y a cada salida con el pie firme para entender hacia dónde se dirige este guardameta y qué papel jugará en la próxima gran competición internacional.