¿Es Salah la nueva versión en pausa de Liverpool? Dudas y dilemas en Anfield

¿Es Arnold la causa del bajón de Salah?

Un informe británico analiza el rendimiento de Mohamed Salah, estrella de Liverpool, ante las críticas crecientes de las últimas semanas. Se menciona que el equipo cayó del liderato tras perder ante Chelsea y que Arsenal aprovechó para situarse en la cima tras vencer a West Ham.

Según la fuente, las abucheos recibidos por Salah en su regreso al Chelsea no son una novedad, pero sí marcan una señal de cómo le está afectando el contexto actual. El artículo sugiere que podría haber una primera gran pregunta sobre su rol como titular en el once de Klopp.

El texto destaca que, pese a cierto descenso, Salah mantiene números razonables: 3 goles y 3 asistencias en 10 encuentros este curso, y entre los jugadores con más aportes, sólo unos pocos lo superan si se amplía la mirada. Aun así, se nota una caída en la eficiencia y en las estadísticas clave comparadas con la pasada campaña.

Una de las cifras más señaladas es la tasa de regates exitosos, que ahora ronda el 12,5% frente a un 42,3% del año anterior. También se observa un descenso general en disparos, touches en zona de peligro y asistencias, con un menor impulso hacia el área rival y menos tiros libres por partido.

Aunque Liverpool continúa generando pases más desarrollados hacia Salah que hacia cualquier otro jugador de la liga, la combinación de factores ha llevado a que el rendimiento global de Salah se perciba como inferior en las últimas fechas. En 24 duelos recientes, acumula 4 goles en 52 disparos, sin contar penaltis.

La salida de Trent Alexander-Arnold hacia el Real Madrid se cita como una de las causas relevantes, ya que dejó un hueco creativo en la banda derecha. Con nuevos nombres en esa posición y cambios tácticos, Liverpool intenta reconstruir un ataque que se ajuste a un nuevo ciclo de jugadores y a una nueva identidad de juego.

El club ha reconfigurado la ofensiva con fichajes que buscan renovar los ritmos, lo que altera las dinámicas habituales y obliga a Salah a adaptar su juego. El equipo sabe que su generación depende del aprendizaje de los más jóvenes y de una transición que no se puede apresurar.

Más allá de los datos, también se menciona el componente humano: Salah valora el reconocimiento individual y, en su momento, la ausencia de la Ballon d’Or resalta una oportunidad perdida. Pese a ello, su respuesta emocional tras victorias recientes demuestra que sigue comprometido con el club, a la vez que la edad (33) trae una bajada natural de velocidad y explosividad.

La responsabilidad recae ahora sobre Salah y el cuerpo técnico para hallar la fórmula que permita mantener su nivel mientras el equipo se adapta a una plantilla en transición. La pausa internacional podría traer una oportunidad para recargar energías y pulir un plan que sostenga a Liverpool en la carrera doméstica e europea.

En resumen, Salah no está acabado: la historia de Anfield aún lo necesita, pero la era de un solo referente parece haber quedado atrás y el Liverpool busca la versión más inteligente y colectiva del delantero para seguir peleando por la gloria.

Con todo, la prueba está servida: el tiempo dirá si Salah logra recuperar su pico, o si la próxima generación toma el relevo definitivo en un club que no teme reinventarse.