La tensión crece en las oficinas del Real Madrid en las últimas semanas, tras la aparición de dudas desde la cima sobre la capacidad de Xabi Alonso para gestionar un vestuario plagado de estrellas y de la presión de los resultados.
Según el diario Sport, la derrota 0-1 ante Liverpool y los gestos de algunos jugadores durante el Clásico ante el Barcelona reforzaron la convicción de que el proyecto de Alonso no avanza en la dirección esperada.
Las raíces de la crisis se remontan al duro traspié frente al Atlético de Madrid en el Metropolitano, cuando Pérez decidió someter a revisión los próximos compromisos de la temporada para evaluar al nuevo entrenador.
El club habría interpretado que el proyecto de "Madrid moderno" promovido por los allegados a Alonso era, en realidad, una idea de quienes buscaban vender una imagen y no la elección natural para reemplazar a Carlo Ancelotti, cuyo nombre surgió tras la negativa de Jürgen Klopp a volver a entrenar.
La situación dejó al entrenador y a su equipo sin respuestas claras, y la tensión se mantuvo entre la plantilla y la dirección.
La crisis se intensificó cuando Vinícius Júnior mostró descontento tras su sustitución, a pesar de que Pérez había avisado al técnico sobre el rol del brasileño.
El club decidió no sancionar a Vinícius, dejando a Alonso en una posición incómoda ante la plantilla, mientras el delantero presentó disculpas a sus compañeros sin dirigirse directamente al entrenador.
Sport añade que el malestar se agrava por comentarios de Fede Valverde sobre su papel en la banda, por la gestión de Endrick y por un cambio sorpresivo de Trent Alexander-Arnold a diez minutos del final ante Liverpool; estos sucesos revelan un descontento entre varios jugadores con el trato de Alonso.
En el plano táctico, los resultados recientes alimentan las dudas del presidente sobre la capacidad de Alonso para innovar: el Clásico mostró un once inicial con Mbappé, Vinícius y Bellingham, sin rotaciones ni una presión alta prometidas.
El club recuerda que esta versión dista mucho del "Madrid moderno" que se anunciaba; un líder cercano pidió insistir en la idea de que “Real Madrid entrena a sí mismo, solo hay que poner a los mejores en el césped y jugarán solos”.
Además, la condición física causa inquietud: se contrató al preparador Ismael Caminforti López para actualizar métodos en Valdebebas, pero las cifras muestran que el Real Madrid corrió cuatro kilómetros menos que Liverpool en Anfield.
Sport sostiene que los jugadores no se entregan al máximo salvo en encuentros grandes, lo que subraya una brecha entre el rendimiento y el estándar esperado.
En la evaluación de Pérez, Alonso parece alternar entre la precisión de un Mourinho y la gestión de un Ancelotti; cuando gana, recuerda al italiano, y cuando pierde, se le compara con el portugués en su versión más controvertida.
El entrenador atraviesa una de las fases más difíciles de su mandato, con una caída de la confianza interna y pública, mientras los cercanos a Pérez no muestran la misma euforia de su llegada.
Sport concluye que, a pesar de la presión, Alonso continúa en el cargo; lo que mantiene vivo el debate es la falta de claridad de Klopp, que a veces parece no contestar las llamadas y dejar el buzón lleno de mensajes sin devolver.
