Nepotismo deportivo: Marruecos brilla mientras Egipto enfrenta una crisis de oportunidades
21 octubre 2025

El auge del fútbol marroquí y su impacto en Egipto
El fútbol marroquí atraviesa un periodo de brillo histórico tras conquistar el título mundial Sub-20, un hito sin precedentes para el país y para África. Este logro se atribuye a una planificación meticulosa y al trabajo constante de la federación, con Fouzi Lekjaa al frente, cuyo nombre ya forma parte de la historia deportiva.
Gracias a esa base, Marruecos llegó a las semifinales del Mundial 2022 y recibió una medalla olímpica en París 2024, hazañas que provocan cierto malestar entre el fútbol egipcio, que durante años fue referente regional sin lograr el título continental en tiempos recientes.
La notoriedad de estos logros ha puesto sobre la mesa una realidad incómoda en Egipto: la creciente presencia de los llamados “hijos de los empleados” en diversas disciplinas, lo que alimenta dudas sobre la legitimidad de las convocatorias y las oportunidades para talentos emergentes. En tenis de mesa, el debate se hizo evidente cuando Omar Aser, figura del equipo nacional, se enfrentó a Mahmoud Ashraf Helmi, hijo del presidente de la Federación, durante un torneo en Túnez.
Omar asegura que Mahmoud se negó a estrecharle la mano antes de la semifinal ante Nigeria, versión que respaldó el presidente de la federación en declaraciones televisadas. Mahmoud Ashraf no ha logrado prosperar con la selección ni con sus clubes, lo que incrementa las preguntas sobre su integración al equipo nacional para el torneo africano.
La Comisión Olímpica abrió una investigación y el Ministerio de Deportes anunció que seguirá de cerca los hechos para esclarecer responsabilidades.
Excepciones y costos para el fútbol egipcio
La experiencia sugiere que las excepciones son limitadas. Casos como el de Hamada Imam, hijo de una leyenda, o Rania Allawani, pariente de antiguos dirigentes, muestran que las conexiones pueden abrir puertas, pero no garantizar resultados duraderos. En contraste, atletas egipcios destacados como Ahmed El-Gendy y Mohamed Salah no provienen de familias deportivas de renombre, marcando una diferencia notable.
El declive del fútbol egipcio se entiende también por la falta de desarrollo de talentos que compitan a nivel global; cuando aparece una estrella aislada, a veces se topa con una cultura que privilegia las relaciones por encima del mérito.
Aunque no tiene sentido demandar la desaparición total de este fenómeno, lo crucial es garantizar igualdad de oportunidades para todas las promesas, no solo para los hijos de figuras influyentes. Las selecciones nacionales terminan pagando la cuenta de estas dinámicas.
Para cerrar con un toque de humor ligero, que no falte una pizca de comicidad: si el talento llega por herencia, que sea con buena bases y horas de entrenamiento. Y si no, siempre queda la opción de heredar el deseo de aprender. Dos chistes rápidos para rematar: 1) “Si el talento no llega por mérito, tal vez llegue por correo certificado... con acuse de recibo.” 2) “En el deporte como en la vida, la herencia manda, pero la disciplina te convierte en heredero de la habilidad.”