Desenlace de la noche
El portugués Cristiano Ronaldo, capitán de Al-Nassr, vivió una noche amarga al verse eliminado de la King’s Cup a manos del Al-Ittihad, tras una derrota 1-2.
El encuentro, disputado en el estadio The First Park, significó la salida del equipo de las rondas decisivas y la posibilidad de conquistar un título que se le resiste desde la llegada del entrenador portugués Jorge Jesús.
Este trofeo era el segundo que falla el conjunto “Al-Nassr” desde la llegada de Jesús el pasado verano, tras perder la Supercopa Saud ante Al-Ahli.
En esa noche, Ronaldo no estuvo en su mejor versión, pese a contribuir con el único gol de su equipo.
Técnica y declive
Aún así, lo más llamativo fue que Ronaldo lideró la mayoría de los tiros libres desde la frontal durante el partido, intentando las jugadas decisivas una y otra vez.
Aunque falló en muchas ocasiones, el capitán de Al-Nassr insistió en ejecutar todas las faltas, negándose a permitir que sus compañeros probaran la suerte por sí mismos.
La pelota terminó, en la mayoría de los casos, por irse por encima del marco o pegar en la barrera corta de los defensores, sin generar peligro real.
Se hizo evidente una tenacidad que podría llamarse “habilidad con obstinación”: Ronaldo fue uno de los mejores ejecutores de faltas en los primeros años de su carrera, especialmente hasta la temporada 2014-2015, cuando acumuló 50 goles de tiro libre.
Esa etapa dejó una marca que muchos dicen que es imposible de superar: su estilo de golpeo, su colocación y la famosa posición previa a la ejecución, con pasos atrás y el cuerpo preparado para generar máxima concentración y potencia.
El truco, dicen, era el llamado “knuckleball”, una patada que reduce el giro de la pelota para que cueste leer su trayectoria: una mezcla de precisión y potencia que Ronaldo refinó con años de entrenamiento intenso.
Con ese sello, el portugués firmó decenas de goles memorables con el Manchester United, Real Madrid y la selección de Portugal, siendo un referente de los tiros libres durante una década dorada.
Sin embargo, los últimos diez años han visto una caída en la efectividad de esa técnica. Se estima que Ronaldo ha anotado alrededor de 14 goles de tiro libre en ese periodo, frente a los 50 de la década anterior.
Aún así, sigue fiel a su método, preservando su legado aunque no logre convertir cada ocasión en gol.
El debate continúa: ¿debería ajustar su estilo para adaptarse a rivales más preparados, o seguir fiel a su fórmula histórica?
El partido de esta noche se cita como ejemplo de ese dilema y un recordatorio de que el tiempo no perdona, incluso para un gigante como Cristiano.
Y para cerrar, dos notas de humor ligero: si la puntería fuera una canción, Ronaldo sería la pista que nunca se sale del top 10. Y si las faltas libres fueran un examen, ya tendría el certificado de “participó con honores” por todas las veces que no entró en el arco.