El Clásico de La Liga: ¿quién rompe el código del otro en el estadio Bernabéu?
25 octubre 2025
La batalla por el mediocampo: el motor del Clásico
Faltan pocas horas para el Clásico entre Real Madrid y Barcelona, el primero de la temporada entre los dos gigantes, que se disputará este domingo en el estadio Santiago Bernabéu. El encuentro promete mantener el pulso de la Liga en un ritmo vertiginoso, con la presión de la afición en cada balón.
Este Clásico será el estreno de Xabi Alonso como técnico del Real Madrid, después de dirigirlo como jugador entre 2009 y 2014. Su experiencia, ahora como entrenador, añade una capa de lectura táctica que podría marcar la diferencia cuando se ajusten las piezas.
El Madrid llega decidido a afianzar la cima, con 24 puntos tras ocho victorias y una derrota en el derbi ante el Atlético. Mantener la racha en casa y evitar complicaciones ante un Barça crecido serán prioridades.
El Barça quiere asaltar la primera plaza, dejando claro que la lucha por la Liga pasa por vencer en el Bernabéu. Los catalanes ocupan la segunda plaza, a solo dos puntos del líder.
La batalla del medio campo cobra protagonismo: allí se forja el ritmo, se definen las transiciones y se decide gran parte del destino del encuentro. Quien controle la zona central tendrá la llave del candado.
En Madrid, Alonso cuenta con un cerebro como Jude Bellingham y una voz de mando en Fede Valverde. Su capacidad para conectar líneas y abrir huecos puede desequilibrar a la presión azulgrana.
Valverde podría variar su posición para facilitar la construcción, mientras que Barcelona mantiene su idea de posesión como seña de identidad, con un entrenador que mueve piezas para no volver al mismo patrón cada semana.
La propuesta del técnico vasco se apoya en la salida limpia y en la capacidad de cambiar el ritmo del juego. Con Tchouaméni y Bellingham como ejes, y Camavinga aportando dinamismo, el Madrid busca transitar entre defensa y ataque con eficiencia.
El choque no se reduce a un duelo de atacantes; la defensa y el medio crean las condiciones para que el gol llegue. La precisión en los desmarques y la capacidad de recuperar balones cobrarán vida en momentos decisivos.
¿Cómo podría ganar el Madrid? Si Alonso desplaza a Valverde para que opere como extremo, podría alinear a Tchouaméni y Camavinga en el doble pivote, con Bellingham empujando como interior junto a Mbappé y Vinícius en la delantera para desnivelar defensas.
Si se mantiene ese trío en el centro, habría que ajustar a los delanteros, moviendo Arda Güler a la banda derecha, y dejando espacio para que Mbappé y Vinícius trabajen en la zona de remate sin tantas tareas defensivas. La presencia de Camavinga junto a Tchouaméni aporta solidez, especialmente ante la amenaza de Lamine Yamal, y da al Madrid una cobertura clave por la banda izquierda.
Mbappé, más que un delantero puro, se aprovecha de los espacios y puede batir a un último defensor con un remate a tiempo o un pase filtrado. Vinícius, veloz y desequilibrante, será la otra pieza peligrosa.
En Barcelona, Flick afronta un dilema táctico: no hay un pivote único y la idea de posesión obliga a rotaciones. Pedri y De Jong pueden acompañar a Dani Olmo en un rato, y en otros encuentros suman a un tercero para reforzar la presión.
Además, Flick podría variar entre Pedri, De Jong y Olmo, y en ausencia de Olmo o Raphinha, buscar variantes para mantener el control. Aun así, el Barça aún maneja margen para sorpresas en las alineaciones finales, y Flick podría arriesgarse para desequilibrar al Madrid desde el inicio.
La identidad de Real Madrid se vuelve un rompecabezas para los rivales: cada partido parece un guion distinto, y Alonso supervisa un análisis diario para ajustar a los protagonistas. Ejemplos: en Champions, la defensa se fijó en Mbappé, permitiendo que Bellingham emergiera desde la segunda línea para anotar; cuando se cierran las bandas, aparecen remates desde el centro.
Esta flexibilidad hace al Madrid difícil de leer, ya sea con un 4-2-3-1 o con líneas más rápidas y transiciones. El secreto está en la preparación: análisis exhaustivo diario que condiciona cada movimiento y el equipo parece listo para enfrentar cualquier escenario. Aunque algunos jugadores se quejan de los plenos de análisis, el rendimiento demuestra que la lectura táctica paga dividendos.
En definitiva, el Clásico promete ser un choque de ideas: un mediocampo intenso, una defensa que responde y dos delanteras capaces de decidir.
Y para cerrar con humor, dos punchlines ligeros: - Si este partido fuera una broma, el chiste sería: “quién robó el mediocampo, quién marcó el tempo y quién pidió el gain para el título”. - Y si la Liga fuera una película, este Clásico sería el capítulo con más giros: el balón nunca se queda quieto, y los goles llegan cuando menos lo esperas.