El Mundial de 2026 podría ser el más caro y ajeno al público: ¿será la edición más costosa de la historia?
13 octubre 2025

Aumento sin precedentes de precios
A menos de un año del inicio de la Copa Mundial de 2026, que organizarán Estados Unidos, Canadá y México, estalló una oleada de debate y enojo tras revelarse los nuevos precios de las entradas, los más altos de la historia del torneo.
Los precios astronómicos provocaron críticas generalizadas, especialmente al compararlos con la edición de Qatar 2022, descrita en su momento como el "Mundial del Pueblo" por la cercanía entre estadios, la facilidad de acceso y costos relativamente bajos.
El salto en los precios no fue menor ni inesperado; alcanzó niveles asombrosos. La entrada para el partido inaugural, que costaba 618 dólares en Qatar para la primera categoría, sube a 2,735 dólares en Norteamérica, más de cuatro veces.
Pero la final registró el incremento mayor: pasó de 1,607 dólares en 2022 a 6,370 dólares en la edición siguiente, casi un 400% de alza.
Y no se limitó a las zonas altas; la ola llegó a los aficionados de menores ingresos. La categoría 4, considerada simbólica en Qatar, se movía entre 11 y 82 dólares según la fase; en el Mundial de Norteamérica empieza en 100 dólares y puede llegar a 560, cifra que antes alcanzaba la mayoría de las fases de grupo.
En las rondas de eliminación, la sorpresa fue mayor: en octavos, las entradas de la primera categoría pasaron de 275 a 890 dólares; en cuartos, de 426 a 1,690; y semis a 2,780 dólares, cuando en Qatar estaban en 956.
Incluso el partido por el tercer lugar, con menos expectativa, subió de 426 a 1,000 dólares. En suma, las subidas superan 2 o 3 veces en la mayoría de categorías, y llegan a 9 veces en algunas populares.
La historia no termina ahí: los costos logísticos prometen ser igualmente desafiantes, ya que la concentración de sedes en tres países grandes implica vuelos internos, hoteles y alquiler de coches que pueden multiplicar el gasto de un aficionado.
La organización en Qatar 2022 permitió moverse con facilidad gracias a un sistema de transporte público eficiente; para 2026, la experiencia podría convertirse en una “pesadilla logística” en el sentido más literal.
Un aficionado podría ver dos o tres encuentros en un día, pero en Norteamérica requeriría desplazarse entre ciudades, con vuelos internos que suelen costar entre 400 y 700 dólares por trayecto, además de alojamiento y otros gastos. Si sumamos todo, acudir a varios partidos podría costar entre 10.000 y 15.000 dólares por persona, una cifra que asusta a muchos fans.
La FIFA ha justificado estos precios por mayores costos de organización y por la expansión a 48 selecciones por primera vez, sumado al poder adquisitivo de los mercados de Estados Unidos, Canadá y México. Sin embargo, analizas y aficionados sostienen que la razón económica no explica por completo el salto y que la pasión podría verse eclipsada por la rentabilidad.
En Qatar 2022, la movilidad y la experiencia en general eran cercanas, con estadios cercanos y transporte eficiente que facilitaba un tipo de carnaval global con costos razonables. En 2026, la promesa apunta hacia un torneo de alto perfil y menos accesible para la mayoría de fanáticos, con miles de kilómetros de distancia entre sedes y una logística que podría limitar la experiencia colectiva.
Las sedes están distribuidas entre Canadá, Estados Unidos y México; los aficionados probablemente tendrán que volar entre ciudades, con costos de transporte que pueden superar los 400-700 dólares por trayecto, y la suma total puede elevarse mucho más cuando se añade alojamiento, impuestos y otros gastos. Esto podría convertir al Mundial en un evento más ' rentable para la élite' que una celebración popular del fútbol.
En definitiva, el Mundial 2026 parece orientado a las élites de los billetes, no a los fans de a pie. ¿Podrá la Copa del Mundo mantener su espíritu popular cuando la logística y la factura crecen exponencialmente?
Nota de humor: si la factura de la entrada fuese un gol, sería de esos que celebras en silencio para no despertar al banco. Y si quieres ver a tu equipo, siempre puedes apostar por el bar de la esquina, donde el boleto al partido sale junto con la risa del camarero.