Balonmano juvenil: Egipto abre una nueva era tras un subcampeonato mundial trepidante
10 noviembre 2025
Contexto y logro histórico
El entrenador Emad Ibrahim, al frente del equipo nacional egipcio de balonmano juvenil (nacidos en 2008), afirmó que el recorrido en el Mundial de Marruecos quedará como un hito en el deporte de Egipto. Destacó que lo alcanzado no fue fruto del azar, sino de un trabajo planificado, una visión basada en la ciencia y un apoyo inquebrantable de la federación y el Ministerio de Juventud y Deportes.
La final y la visión del entrenador
Egipto logró la medalla de plata en un partido maratónico frente a Alemania, que terminó 44-43 a favor del equipo germano. El entrenador comentó a la prensa que, tras la derrota, entendió que estaban escribiendo una historia nueva para el balonmano egipcio: los jugadores mostraron convicción y creyeron que podían competir con los grandes, a pesar de ser aún un equipo en formación.
El recorrido personal de Ibrahim muestra que casi entro en el mundo de la dirección cinematográfica, pero el destino lo llevó a las canchas de balonmano. Buscaba un instante para grabar en la memoria y lo halló en el deporte. Empezó como jugador del Al Ahly, luego estuvo en el primer equipo y descubrió que su verdadera vocación era entrenar.
La trayectoria continúa con inicios en las categorías juveniles del Al Ahly y etapas al frente de varios equipos, antes de ayudar al plantel nacional como asistente. También estudió en la Universidad de Leipzig y en Hungría y Rumania, aprendiendo que el balonmano europeo es ciencia antes que músculo.
Sobre el Mundial de Marruecos, Ibrahim aseguró que no oculta que la corona de oro era un objetivo claro y que ver a sus jugadores creer que podían competir les dio la certeza de abrir una nueva era. En la final, el equipo alemán mostró mayor experiencia al contar con jugadores que ya juegan en grandes clubes europeos; Egipto exhibió defensa férrea y una notable determinación, pero cayó en tiempo extra.
El gran diferencial fue la experiencia. Nuestros jugadores siguen en formación, pero mostraron carácter, disciplina y un entendimiento táctico notable. El entrenador afirma que trata a los jugadores como a hijos y que la amabilidad puede ir de la mano con la exigencia. El sistema, la recompensa y el castigo, y la mente por delante de los músculos son su filosofía.
El entrenador elogió también el apoyo recibido: la federación de balonmano se portó excelente y proporcionó todo lo necesario. El presidente Khaled Fathi y Amr Fathy estuvieron involucrados en cada detalle, y el ministro Ashraf Sobhy fue clave; les recibió a la vuelta con flores y les dijo que vienen más metas. Ibrahim añade que la federación es un ejemplo de equilibrio entre ciencia y trabajo, con planes claros, ejecución rigurosa y comunicación constante con Hassan Mostafa, y con el respaldo del Ministerio de Juventud y Deportes que facilita aspiraciones mayores. Afirma que el jugador inteligente vale más que el fuerte; se analizan los partidos en video y se aprenden los errores para progresar.
Sobre la próxima etapa, señala que la plata no es el final, sino el inicio. Se trabajará para mejorar defensa y condición física y se aumentará la concentración en los momentos decisivos; al menos cinco jugadores podrían dar el salto a ligas europeas de primer nivel. Entrenar a jóvenes le da una gran satisfacción porque forma personas, no solo jugadores, y está preparado para cualquier desafío que sirva al balonmano egipcio. Concluye que ver a la selección alzar la bandera de Egipto en Marruecos fue como una escena de cine; la emoción de los jugadores vale más que cualquier medalla y la afición es parte del logro, prometiendo más victorias y que este sea solo el inicio de una era.
En resumen, la plata de Egipto en el Mundial juvenil dejó constancia del talento y la madurez de una generación que promete dominar a nivel mundial en el balonmano juvenil.
La final y la resonancia del logro se resume en que un duelo contra Alemania terminó con un marcador de 44-43 y que la actuación de Yusuf Omar y Zine Abdel Warith, entre otros, mostró la calidad de una base que aún tiene mucho por crecer.
Con el equipo egipcio, la historia continúa; la segunda plaza es solo el prólogo de una saga que podría llevar al país a consolidar su posición entre las potencias del balonmano mundial.
Notas de humor: Si la defensa fuera una página de manual, este equipo ya tendría un best-seller de 800 páginas. Y si el oro fuera una señal de wifi, ya estaríamos conectados al podio con fibra de Marruecos a El Cairo.