Renard al límite: Saudí busca el boleto al Mundial 2026 en dos finales decisivas
7 octubre 2025

Dos finales decisivas para el sueño mundial
El entrenador francés Hervé Renard, al frente de la selección saudí, encara un desafío sin margen de error en 180 minutos decisivos del playoff asiático rumbo a la Copa Mundial 2026, que se disputará en Estados Unidos, Canadá y México.
Renard no es solo un técnico: es el guardián de los sueños de más de 35 millones de personas que esperan ver al verde en la próxima justa mundialista.
Dos encuentros cruciales
La selección se prepara para dos duelos frente a Indonesia e Irak, con la idea de conducir a la plantilla hacia la clasificación a través de un rendimiento destacado y con la menor cantidad de errores posibles.
A pesar de la confianza basada en antecedentes, persiste la preocupación por ciertas fallas en el rendimiento reciente.
Estas debilidades hicieron su aparición tanto en la era de Mancini como en la de Renard, y se vuelven visibles cuando los resultados no cumplen las expectativas.
Defensa frágil, ataque sin chispa
La defensa saudí ha sido una preocupación constante: Renard se vio obligado a recurrir a jugadores locales sin las estrellas del club Al-Hilal durante la Copa CONCACAF Gold Cup, para no desatender a la competición mundialista.
Este examen sirvió para medir la capacidad de Renard para encontrar sustitutos adecuados y compensar ausencias. A la convocatoria se sumaron el defensa veterano Abdullah Maddo de Al-Ettifaq, junto con Abdulrahman Al-Omari y Hassan Kadeesh, aunque una lesión de este último complicó las cosas.
La profundidad defensiva siguió siendo un tema, tanto en la Gold Cup como en las eliminatorias, con derrotas que expusieron brechas en la línea de fondo.
Con excepción del duelo frente a Japón en Tokio, que terminó 0-0 gracias a una retícula defensiva sólida, otros encuentros mostraron debilidades en la cobertura y en la gestión de las transiciones.
Algunos jugadores, como Ali Al-Bulaihi, recibieron críticas por la cobertura defensiva, y ya no aparecen en los planes de Renard. Las alternativas más estables incluyen Hassan Tombakti, Saad Al-Mousa, Mohammed Suleiman y Jihad Zikri, que ofrecen versatilidad en varias posiciones.
Estas opciones podrían aportar equilibrio defensivo y evitar repetir errores del pasado, especialmente ante un Indonesia veloz y con presión numérica alta. Irak, por su parte, se apoya en la fuerza física y los balones a las alturas, lo que impone deberes específicos a los zagueros.
Delantera sin remates claros
Si Renard logra estabilizar la zaga, el tema ofensivo cobra igual o más importancia.
La lista de atacantes de Arabia Saudita es de nueve nombres: Marwan Al-Sahafi, Salem Al-Dosari, Mohanned Al-Saad, Abdulrahman Al-Aboud, Saleh Abu Al-Shamat, Ayman Yahya, Abdullah Al-Hamdan, Saleh Al-Shehri y Firas Al-Buraikan.
Más que la cantidad, lo crucial es que el equipo muestre un funcionamiento de ataque más eficiente y positivo frente a los rivales. La ausencia de un goleador definitivo se notó en los últimos años, desde la retirada de Sami Al-Jaber, Yasser Al-Qahtani, Nasser Al-Shamrani o Mohammed Al-Sahlawi; la presencia de Saleh Al-Shehri y Firas Al-Buraikan alimenta la esperanza si Renard consigue recuperar su mejor versión.
Renard, el arquitecto que puede cambiarlo todo
A pesar de las dificultades, la capacidad de Renard para desarrollar el rendimiento y para unir al equipo permanece como una fortaleza clave.
El técnico galo tiene la habilidad de construir una plantilla disciplinada que compita con todas las grandes selecciones, prueba de ello fue la histórica victoria frente a Argentina en el Mundial de 2022.
Renard es, sin duda, uno de los entrenadores que más ha marcado al fútbol saudí en los últimos años, con un estilo basado en la disciplina táctica, el coraje y la confianza para enfrentar a los grandes.
Aunque haya críticos, su capacidad para forjar personalidad y mentalidad ganadora ha elevado el nivel de las aspiraciones del equipo y de su afición, que ahora espera ver al verde jugar con confianza y madurez táctica frente a los rivales más poderosos.
Punchlines: Si Renard logra que la defensa no se desarme, ya puede pedir un ascenso a entrenador de rompecabezas: las piezas encajan cuando nadie las mira. Y si el balón decide jugar a las escondidas, al menos que lo haga con estilo, que la grada se llevará una buena carcajada.